El abuso sexual y la violencia contra mujeres y menores en América Latina es un problema social que afecta a muchas personas, dejando huellas y traumas, en algunos casos, de por vida.

Una gran parte de las pacientes hispanohablantes que acuden a recibir tratamiento conmigo han sido agredidas sexualmente.

Al mismo tiempo, es mi propia experiencia que un gran número de mis conocidas de América Latina, tanto residentes como mujeres que aún viven allá, han sido víctimas de abuso sexual o violencia, ya sea de niñas o de adultas.

¿Cuál es el índice de violencia contra mujeres y menores en América Latina? ¿Qué países son los más afectados por estos problemas? ¿Por qué la ola de violencia familiar no se detiene?

Es lo que verás en este contenido.

Ejemplos de violencia contras las mujeres en América Latina

La violencia que se ha vivido en esta zona del mundo no es nueva.

Desde siempre ha existido la cultura machista que promueve la violencia contra las mujeres.

Esto coincide con las cifras generales de América Latina, donde podemos ver en los ejemplos siguientes que está muy extendida:

• Chile (Larrain, 1993): muestra representativa de mujeres de 22 a 55 años en Santiago, el 26% ha sido objeto de violencia por parte de su pareja al menos una vez, el 11% de ellas describe la violencia como grave.
• Colombia (Encuesta DHS III, 1995): muestra nacional representativa de 6.097 mujeres de 15 a 49 años que viven con un hombre. El 19% ha sido agredida físicamente por su pareja.
• México (Rodríguez y Becerra,1997): muestra de 650 mujeres de Guadalajara donde el 30% ha sido objeto de, al menos, una agresión por parte de su pareja y el 13% ha sido objeto de violencia en el último año.
• Nicaragua (Ellsberg et al., 1996): Muestra representativa de mujeres de 15 a 49 años de la segunda ciudad más grande de Nicaragua, León. El 52% ha sufrido violencia de pareja al menos una vez, el 27% en el último año (Holm, 2000, p. 5).

Aunque en los últimos años se ha avanzado, y los derechos de las mujeres «se debaten mucho más que en el pasado en América Latina y el Caribe y crece el reconocimiento de la necesidad de una verdadera lucha de las mujeres, la cultura machista sigue siendo mucho más fuerte y tira para otro lado […]» (Harritshøj, 2016, p. 4).

Esta cultura machista es un «componente importante de la sociedad de la violencia». […].

La resistencia a aceptar a las mujeres independientes y su continua emancipación es fuerte y está presente en nuestra realidad, todos los días, por lo que el daño psicológico es grave y, en muchos casos, se pretende ver como algo normal.

De hecho, Brasil es el 5º país del mundo donde las mujeres son asesinadas con mayor frecuencia por sus ex maridos o novios (Harritshøj, 2016, p. 6).

¿Qué estadísticas de violencia contra los menores se observan en América Latina?

Violencia contra los menores en América Latina

En relación con los menores, los estudios muestran que «América Latina y el Caribe (ALC) son reconocidas como una de las áreas geográficas más violentas a nivel mundial, en particular para los jóvenes”.

Se estima que el 58% de los niños de 0 a 17 años de edad en ALC (más de 99 millones) experimentan abuso físico, sexual o emocional cada año» (Devries, et al., 2019, p. 2).

Uno de los principales retos en esta parte del mundo cuando se trata de problemas de abusos sexuales es que «las madres de los menores no están debidamente informadas sobre la ilegalidad de los mismos», haciendo que la ignorancia de nuevo sea el detonante mayor.

Por otro lado, el poder judicial y el sistema sanitario no se comunican [Mi interpretación de esta afirmación es que no se comunican entre sí] (Harritshøj, 2016, p. 4).

Además, hay una falta generalizada de «protocolos en la policía que se repiten en los hospitales y en las oficinas de los tribunales.

Y, cuando no hay legislación, tampoco hay protocolos, lo que se propaga como ondas y envía una señal de que la agresión sexual no es ilegal y, desde luego, no se castiga». (Harritshøj, 2016, p. 3).

La consecuencia es que en muchas zonas hay prácticamente vía libre para los abusadores y agresores, que pueden así actuar libremente y aprovecharse de la desprotección de los menores.

Pero ¿por qué sucede esto? ¿Acaso los padres no protegen a los menores? ¿O es que la sociedad en general no cuida de sus niños?

Causas de la violencia contra los menores

Una de las causas que también contribuyen al abuso sexual de menores son las circunstancias sociales en las que desgraciadamente crecen muchos niños.

Muchos miembros de la familia suelen convivir en muy poco espacio «y frecuentemente los niños son iniciados sexualmente por parientes muy cercanos, incluyendo padrastros, tíos e incluso sus propios padres» (Bingemer, 2019, p. 920).

Además de los abusos cometidos en el hogar y por familiares cercanos, hay otros lugares donde los niños están expuestos, ya que la mayoría de los abusadores, además de los familiares cercanos «son personas conocidas por las víctimas. Incluyendo parientes, vecinos, amigos, compañeros de clase, sacerdotes y maestros» (Bingemer, 2019, p. 920).

Como ejemplo de esto, un importante estudio de Ecuador describe que «41 estudiantes de una sola institución educativa informaron haber sido abusados sexualmente por el personal de la escuela.

Y, en un lapso de semanas, 84 estudiantes de otra escuela hicieron denuncias similares sobre abuso sexual por parte de un profesor» (Quiroz & Medina, 2017).

Los casos de violencia contra los menores aumentan por corrupción, miedo, vergüenza y falta de denuncias

Es importante destacar la presencia de grandes números oscuros cuando se trata de estudios realizados en América Latina, ya que, por ejemplo, en relación con el abuso sexual infantil, «uno de los mayores desafíos […] es la baja tasa de notificación de casos.

Las razones para ello van desde “políticas de protección infantil ineficaces y estructuras legales corruptas hasta el profundo sentimiento de miedo, vergüenza y autoculpabilidad que pueden sentir los niños maltratados» (Gilbert et al., 2012; McElvaney et al., 2014; Pelton, 2015; Pinheiro, 2006; Oficina Regional de la OMS para Europa, 2013).

Desgraciadamente, esto significa que las cifras que se pueden encontrar a través de los diversos estudios que se han realizado son muy probablemente mucho más altas y que el problema es, por tanto, mucho mayor.

Y este es uno de los problemas que trato en mi clínica Angélica Masaje, donde las mujeres acuden a mí para ayudarles a deshacerse de esa tensión física y emocional que el abuso les ha dejado.

He visto que la terapia corporal es la clave para ayudar al cuerpo a reconectar y superar los traumas del pasado.

Pide cita a mi consulta para que te relajes y vivas en armonía contigo misma.